sábado, 26 de abril de 2008

Dos más


-¿Cuánto llevamos ya aquí...? ¡y cómo se mueve esto!
-No te quejes, hermano, y piensa bien adónde vamos... ¡al verdadero mundo de la opulencia!
-Pero ¿y el idioma? No sé ni una palabra...
-Bah, la lengua se aprende rápido... y encima seguro que nada más llegar nos tapan con una manta para que no pasemos frío y nos dan enseguida de comer. Comida de verdad, no como hasta ahora.
-¿Ves algo ya?
-Unas luces, me parece.
-Yo oigo como una sirena de policía. ¿Eso es malo?
-Será una ambulancia. Mira, el plan es este: nada más llegar empezaremos llorando, hermano, eso los enternece bastante. Después al rato trataremos de sonreir, eso también abre puertas. A falta de idioma, intentaremos caerles bien.
-¿Y si nos echan para atrás?
-Tonterías... estamos viviendo a su mundo porque nos necesitan: brazos fuertes para cuando ellos sean viejos.
-¿Has visto? hombres vestidos de verde... Ya nos esperan... ¿qué hacemos?
-¡Y cómo puedo saberlo! Venga... ha llegado la hora... tú haz lo que yo haga...

(Ya lloran los dos, cubiertos con mantas, enseguida les darán de comer.
-"Señora... han sido gemelos".)