... mírala, cómo se contonea delante del espejo, la tía... ni que fueras de sangre real para permitirte esos aires, rica... Quién se creerá que es, que ha llegado a palacio de lotería... Sí anda, acércate ahora más a él. Pero qué vergüenza si me pillaran aquí agachada y espiando... aunque es que hay cosas que ¡quién se las pierde! Y fíjate cómo la mira él, super embobado, el pobre. ¡Ostras! ¡si acaba de llevarle él a la boca una tortita con caviar y ella le chuperretea los dedos! Y parecía modosita la pareja, y quién sabe qué gustos lujuriosos y retorcidos se gastarán cuando no los veamos, aunque trabajar lo que se dice trabajar ella hasta ahora nada de nada... Verás, ¿y si abro la puerta, así en plan distraído, y les aguo la fiesta...? No, espera, qué divertido, ¡ ya se meten mano y todo! ¡Qué descarados!
-¿Pero qué haces? ¿espías? ¿estás loca? Es la una de la madrugada...
-Ven Felipe, mira ahí afuera, en los pasillos.
-A ver... ah, la sirvienta nueva, ¡con el jardinero...! ¡y se comen los canapés de la recepción!
-¿Pero qué haces? ¿espías? ¿estás loca? Es la una de la madrugada...
-Ven Felipe, mira ahí afuera, en los pasillos.
-A ver... ah, la sirvienta nueva, ¡con el jardinero...! ¡y se comen los canapés de la recepción!